Agafia Lykova es un símbolo de fortaleza, espiritualidad y conexión absoluta con la naturaleza. Su historia inspira a valorar la simplicidad, la autosuficiencia y la fidelidad a los propios principios.
Agafia nació en plena taiga siberiana, en una región remota del sur de Siberia (montañas de Abakán), sin contacto alguno con el mundo exterior. Su familia se refugió allí en 1936, huyendo de la represión soviética hacia los Viejos Creyentes, una rama del cristianismo ortodoxo que se opuso a las reformas del patriarcado ruso en el siglo XVII.
Su madre murió cuando Agafia tenía 10 años, y luego vio morir también a sus tres hermanos y a su padre, con quien quedó sola en 1981. Desde entonces, ha vivido completamente sola, manteniendo su vida religiosa, su dieta basada en lo que la naturaleza ofrece (raíces, papas, bayas, pan de centeno que ella misma hornea), y apenas recibiendo algunas visitas ocasionales.
Aprendió a leer sola con una Biblia y un libro de salmos. Nunca fue a la escuela ni usó herramientas modernas más que lo indispensable. Todo en su vida lo hizo con sus manos: la ropa, la casa, los cultivos. Incluso en invierno, con temperaturas de -40 ºC, Agafia se las arregla para sobrevivir.
Si bien fue "descubierta" en 1978 por geólogos soviéticos, su historia se volvió conocida internacionalmente. Con el tiempo, algunas instituciones, documentalistas, periodistas y personas interesadas en su bienestar le han hecho llegar ayuda (ropa, medicinas, herramientas). A pesar de esto, Agafia ha elegido seguir viviendo en aislamiento.